Dieciséis

Siempre tengo la necesidad de escribir, se ve que la timidez lleva hasta el punto donde la escritura me hace libre. El caso, que no podía acabar este 2016 sin decir todo lo que ha sido para mí.

En números, ha sido mi número, ya que un 16 hace poco más de dos décadas Maribel rompió aguas en el sofá cama de la salita, que años más tarde sería mi cama. 14 países, más de 20 ciudades, 3 mudanzas, incontables horas de bus, unas 25 horas de avión, 3 horribles borracheras, y un sin fín de puntillos graciosos, 5 nuevas hermanas, amigos y conocidos, 1 título universitario, 3 cuentas bancarias, 5 concursos perdidos, 1 retrato ganado, 1 tatuaje nuevo, 3 intentos de dejar de comerme las uñas, 1 uña perdida, 18 horas de zumba, 1 mcflurry, 3 rapados, 3 decoloraciones, 2 cortes de pelo, más de 100 pelis y series, unos 57 minutos de vlogs, 38 horas de edición, 20 posts, 3465 fotografías, 250 selfies, 4 currículums, 3 portfolios, 2 meses de prácticas no remuneradas, varios litros de lágrimas, 1 intoxicación por soplica, cientos de litros de cerveza y toneladas de chocobons...

Empecé el año con ilusión y algo de pena, al saber que hacía mis últimos exámenes de la Uni en Sevilla, últimas horas en España y con las moas. Definitivamente este año ha sido de cambios y evoluciones, y superar retos y miedos. Decir adiós a tu familia sabiendo que, si todo sale bien, no volverás a vivir bajo ese mismo techo que tantas veces he querido abandonar y que ahora es tremendamente curiosos, interesante y cómodo. El 10 de febrero me embarqué en la aventura más enriquecedora de mi vida. Vivir 5 meses en el que puede uno de los países más dispar a mi personalidad, me ha permitido conocerme, y descubrir facetas que no conocía, y conocerlas y llevarme 5 diamantes del mediterráneo (aunque una esté más pegando al báltico), y ganas confianza y valor. Y aprender. Eso lo que más.

Ya sabía que el 2016 sería mi año pero jamás pensé que fuese un año tan memorable. Tantos viajes por Europa, bocadillos, risas, llantos, amigas, amigos, skype, idiomas... sin duda la Erasmus es parte importante de que este 2016 haya sido. Sin adjetivos porque ninguno puede describirlo.

Y por si fuera poco, los viajes no terminaron. Y los ciclos sí lo hicieron. Si la Erasmus fue unas "vacaciones" donde me permití vivir todo lo que me diera la gana, al volver la vida adulta me estaba esperando con los brazos abiertos y la ansiedad sonriendo. Acabar la vida de estudiante y verte en este paraje económico es desalentador. Y jodido.

El 24 de junio me gradué sin saber muy bien cómo ni qué hacer. Y me zambullí en el verano para evitar ese timing que decía que en septiembre la vida adulta volvería.

Y me fui a Bilbao, que siempre me ilusiona y me hace querer mudarme allí. Y me fui a Croacia con las moas para cerrar el ciclo universitario por todo lo alto. Y acabé en Islantilla, porque hay cosas que no cambian.

Fin del verano. Comienzo de las responsabilidades. Y un ticket de ida a Manchester. Y mucho miedo, angustia y pensamientos encontrados. También sentimientos, no nos engañemos. Y descubrir facetas de gente, decepciones y alegría. Y orgullo de mi misma por ser capaz de desenvolverme aquí. Y de sacrificarme por lo que quiero. Aunque aún no sepa muy bien qué es. Y aprender a hacer cafés. Y facturas. Y tasas.

Me he dado cuenta que amo a mi familia y que la necesito cerca. Y que amo a mis amigos, los que son también familia, y que los necesito cerca. He aprendido a abrir mi mente, a tolerar y a querer. Que el amor es necesario, pero complicado, y que la vida da muchas sorpresas. Que el miedo es el motor que me mueve, por mucho que duela, y que si no lucho ahora por lo que me hace feliz, nunca lo haré. Que la música me sana y que el arte me cura. Y que la suda lo que digan. Y que me miren en el barrio por llevar el pelo blanco y un abrigo de pelo azul.



Aún sigo perdida, porque hay cosas que es mejor no cambiar. Aún sigo contradictoria. Aún sigo.

He aprendido que soy, con muchos defectos y virtudes que espero pulir en 2017. Aunque a este nuevo año no le pido nada, solo salud y equilibrio, porque mejorar lo pasado va a ser terriblemente jodido, pero oye, en peores plazas hemos toreado.

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